lunes, 9 de diciembre de 2013

Reflexiones de madrugada

Porque hay aparencias que engañan y porque otras nunca lo hacen.
Si oigo un cualo, un me se, o un haiga, tengo claro que a quien tengo al lado ni es muy culto ni muy leído. Antes, cuando oía algún refrán, también pensaba lo mismo. Aunque en este último caso he cambiado totalmente de opinión. Recuerdo cuando en la facultad de Periodismo nos enseñaban que el abuso de los refranes es señal de incultura. Sin embargo, he conocido a gente muy formada que los usa con asiduidad. Y la verdad es que a mí me hacen gracia. Sin embargo,  nunca puedo decir ninguno porque mi supermemoria me impide recordarlos. No sólo eso, los mezclo, que es mucho peor.
Lo que ya tengo muy claro es que, en lo que respecta al dinero, las apariencias engañan totalmente. Hoy en la pelu, hojeando una revista, he visto por encima el listado de las mujeres más ricas de España, llevándome una gran sorpresa. Resulta que Tita Cervera, la baronesa Thyssen, tiene 900 millones de euros. Las hermanas Koplowich, mil y pico.  Y el salto está en las primerísimas.
Una valenciana, la mujer de Juan Roig, de Mercadona. Ambos comparten la friolera de 5.800 milloncejos. Casi un millón de millones de las antiguas pesetas. Un billoncejo. Se dice pronto.
 Bueno y a lo que iba con el tema de las apariencias, ¿quién os diría que alguien con el semejante look posee 5.400 millones de euros?
Sí, es Sandra Ortega, primogénita de Amancio Ortega, de Inditex, la mayor fortuna de nuestro país. Ella es la mujer más rica de España tras haber fallecido su madre recientemente.

Vamos que si me cruzo con ella por la calle, para mí pasaría totalmente desapercibida. Al parecer, no le gusta aparecer ante las cámaras y, de hecho, creo que no hay imágenes de ella de otro día aparte del funeral de su madre.
Pero, como podéis ver, cero glamour. Una chica totalmente normal y a la que seguramente, ser una cara pública debe ser una gran carga.

Y es que el dinero no necesariamente está unido a la clase y a los lujos. De hecho, cuando me cruzo con uno vestido de Loewe de arriba a abajo yo ya sospecho. Y cuando veo un mega cochazo, también. Qué casualidad que los grandes morosos son de esa calaña. 
Por no hablar de la clase política...amigos de los lujos y de lo ajeno.  Sin comentarios porque me enciendo.

El otro día, viendo Callejeros Viajeros, a las 3 de la madrugada, me quedé alucinada con las rusas en nuestro país. Cómo gastaban. Llevaban en el bolso en efectivo de 4.000 a 6.000 euritos. Gastaban en joyas y tratamientos de estética lo impensable. Eso sí, no me quedó muy claro a qué se dedicaban sus maridos...pero a mí no se me ocurría nada bueno.

En uno de los reportajes (me tragué tres) un antiguo ministro ruso afincado en Marbella vendía su casa porque se le quedaba pequeña. Sólo os digo que la parcela, de no sé cuántos miles de metros cuadrados, tenía hasta un río propio con una poza natural. No recuerdo si la vendían por 10 millones de euros. Y yo me pregunto:¿cómo un cargo público puede llegar a ahorrar tanto?

Aunque también os digo que algunas de las grandes fortunas en España, y no lo digo por Amancio Ortega, lo hacen gracias a explotar y aprovecharse de las épocas de crisis y de los que están ahogados. Me consta que aprietan, aprietan hasta ahogar.

Luego están los currantes. Pocos llegarán a acumular tantos ceros en sus cuentas corrientes. Sin embargo, se irán a la cama con la conciencia bien tranquila.